1 de octubre de 2008

"The Spectacular Spider-Man": sencillamente espectacular.


Hace relativamente poco, pude ver vía on-line la más reciente serie de animación del Hombre-Araña. Con un estilo bastante similar al de Kim Possible, en un principio no me inspiraba demasiadas confianzas, y menos teniendo en cuenta los anteriores fiascos en cuanto a adaptaciones televisivas del arácnido. No obstante, tras haberla visto, confieso que me ha gustado bastante, y aunque todavía es pronto para juzgar, pues tan sólo dura 13 episodios en espera de una segunda temporada, y pese a la pésima calidad audiovisual que ofrecía la web, he de podría tratarse, como me dijo un gran entendido del tema, de lo mejor que se ha ofrecido en TV nunca del personaje.

La serie consta tanto de un argumento bastante interesante y bien trabajado, como de una animación fluída y efectiva. Las escenas de acción están muy bien conseguidas, y los villanos son sencillamente geniales; pero el punto fuerte de la trama, como debería de ser siempre una buena historia de Spider-Man, son las relaciones entre unos y otros personajes, que por supuesto acaba entremezclándose de manera habitual y casi cómica (aunque alguna que otra vez, si no se hace bien, y no me refiero a esta serie, puede resultar forzosa y/o poco creíble). En unos pocos capítulos son introducidos una cantidad inconmensurable de personajes secundarios, tanto villanos como compañer@s de clase y del trabajo y familiares de Peter Parker, y es sencillamente delicioso ver las múltiples y complejas relaciones entre unos y otros y como éstas se van desarrollando, en constante evolución, y como van impulsando la trama...

Cierto es que ocasionalmente da la sensación de que todo se sucede demasiado deprisa, y un servidor preferiría una mayor profundización en algunos personajes y circunstancias, pero no hay que olvidar que de momento tan solo es la primera temporada, que tan sólo están presentando a los personajes principales, y que ya en el futuro se tendrá ocasión para desarrollarlos y exprimirlos al máximo.

La serie utiliza como base principal, y es de agradecer, los tebeos originales de Stan The Man Lee y Steve Steverico Ditko, los creadores y primeros autores de los tebeos del lanzatelarañas, que constituyen uno de los mayores clásicos inmortales del cómic, y que en los apenas 38 números que abarcan, engloban todo lo que un foráneo debería conocer sobre el Hombre Araña: todos los autores posteriores que han pasado por la strip no han hecho sino continuar con la labor de ambos genios, atreviéndose a ir más allá en algún que otro aspecto, pero jamás sin llegar a superar, ni a traicionar, los hallazgos y el espíritu original de la obra. También son más que evidentes las influencias de algún que otro de los cómics posteriores de John Romita, así como de la saga Ultimate Spider-Man, y cómo no, de la trilogía cinematográfica.

Una pega de la serie, pero mínima por la inteligencia con la que se está resolviendo este escollo, es la imposibilidad por cuestiones judiciales de otros superhéroes Marvel. Se nota por ejemplo la ausencia de Kingpin, personaje compartido por Spider-Man y DareDevil, y perteneciente en última instancia, en lo que se refiere a derechos cinematográficos y televisivos, del último, pese a haber aparecido en las colecciones del primero. No obstante, su rol es ocupado en la trama por Tombstone (conocido como Lápida por estos lugares), otro importante capo mafioso de los tebeos de Spidey, y que también se las ha hecho pasar putas en alguna que otra ocasión.

Con respecto a la trama, no hay mucho que decir: es preferible verla directamente. La premisa original es la "vuelta al cole" de Peter Parker, tras su primer verano como Spider-Man (sus orígenes y motivaciones como vengador enmascarado se irán revelando según avance la trama). Pronto, no obstante, se dará cuenta que pese a sus poderes arácnidos, sigue siendo el perdedor del Instituto, y para más problemas, pronto deberá resolver los problemas económicos domésticos tras la muerte de su Tío Ben, sin que su trabajo como ayudante de laboratorio del Profesor Connors en la Universidad Empire State (donde obtuvo sus poderes arácnidos y donde le enchufará su colega Edward Brock) le sirva para mucho, mientras la gente del Daily Bugle no deja de perseguirle por órdenes de su insistente editor J. Jonah Jameson, mientras se gana la enemistad de un misterioso enemigo en las sombras que pretende tomar el control del crimen organizado de la ciudad, mientras empieza a pegarse sus primeras hostias contra sus primeros supervillanos, mientras sus líos de falda con las chavalas del instituto le amargan la vida y mientras empieza a meterse en los asuntas de Norman Osborn, el multimillonario padre de su mejor amigo, que además de estar podrido de dinero, está metido en más negocios sucios de los que cualquiera podría imaginarse...

En definitiva, una delicia de serie, oígan. Me ha sorprendido de verdad, muy gratamente y muy a menudo, pese a que mi afición al personaje, cuyo espíritu reproducen fielmente, mejor que en ninguna otra adaptación anterior, debería haberme hecho previsible, al menos supuestamente, muchos de los acontecimientos que se han sucedido: y ése es uno de los mayores cumplidos que pueden hacérsele a una obra de estas características. Promete y mucho. Éste es tan solo el glorioso principio...

28 de septiembre de 2008

"Who Watches the Watchmen?"

Hace ya algún tiempecito, un genio se preguntó: "¿Quién vigila a los vigilantes?"... En los años 80 se editó por vez primera la novela gráfica Watchmen de los británicos Alan Moore (genio entre genios) y Dave Gibbons, que años atrás ya habían colaborado juntos, destacanto, a mi saber, una impresionante historia de Supermán. Pronto, ésta ganó prestigio, y se convirtió en la obra del género más aclamada de todos los tiempos (y es que en verdad, es, en mi humilde opinión, y en la de miles de personas de todo el mundo, EL MEJOR CÓMIC DE LA HISTORIA, superior, incluso, al magnífico Dark Knight Returns del maestro Frank Miller, revolucionando el mundo de la historieta norteamericana de una forma nunca vista hasta el momento.

Con respecto a su argumento, imposible de hacer justicia tan solo con palabras, comienza con el asesinato de un veterano vengador enmascarado y como la investigación consiguiente empieza a destapar los trapos sucios y a revolver las vidas de sus antiguos camaradas de profesión, que tras las leyes anti-vigilantes provocadas por las graves huelgas de las autoridades policiales convencionales en el pasado, viven ya retirados, intentando sobrellevar cómo pueden una vida normal y corriente pese al esplendoroso pasado que les reclama, siguen actuando pese a la persecución policial, o continuan con sus actividades bajo la supervisión y el permiso del Gobierno en un pacto diabólico o se arriesgan a continuar actuando por su cuenta pese a la brutal persecución policial. La obra está basada en un marco ucrónico en el que la presencia "real" de individuos superpoderosos en el Ejército estadounidense ha creado un importante desequilibrio de fuerzas entre EEUU y la URSS en plena Guerra Fría, provocando una inminente guerra nuclear que podría más fácilmente acabar con toda la vida sobre la faz de la tierra que cualquier supervillano de opereta con un disfraz barato. La obra constituye tanto el mayor exponente del género superheroíco, como su mayor crítica, insuflándole una madurez hasta entonces nunca vista, y mostrando unos personajes más humanos y desde luego, no tan "heroícos", consumidos por sus dudas personales, con traumas, fanatizados, reaccionarios, depresivos... El dibujo asemeja el de los tebeos clásicos de Súper Héroes, pero utiliza al máximo las posibilidades narrativas que le ofrece el medio, con frecuentes flashbacks, creando cómics dentro de otros cómics, combinando prosa con viñetas, el magnífico detalle del reloj y la sangre al final de cada capítulo, las citas con las que terminan los mismos...

Todo ésto viene a que, dentro de un par de añitos, si los tribunales no lo impiden, quizás menos, verá la luz en la gran pantalla la ambiciosa adaptación cinematográfica de esta obra. Resulta imposible que la película pueda resumir o condensar la trama del cómic, dada su extensión y complejidad, pero hay razones para no perder la esperanza, empezando por un director que ya adaptó con resultados bastante buenos (aunque sigo prefiriendo el cómic original) otra de las grandes obras del cómic contemporáneo, la épica 300 de Miller: aunque aquí se encontraría con el problema contrario al de aquella, el tener que quitar fragmentos de la trama en vez de añadirlos para alcanzar la duración media de una película habitual, lo que me hace tener por la noche fríos sudores. En cualquier caso, los aficionados siempre podremos contentarnos con la seguridad de que nuestros cómics y libros favoritos permanerán indemnes en nuestra estantería, ajenos al daño de perpetrado a sus títulos en las salas de cine...

Snyder, por favor, no la cagues.